COMENTARIO PARA HISTORIA DEL ARTE I
MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI,
UN ARTISTA EJEMPLAR
Comentario sobre “Miguel
Ángel Buonarroti, pintor, escultor y arquitecto florentino”, extracto del texto
“Vite de' più celebri Pittori,
Scultori ed Architetti” (Vida de los más excelentes
pintores, escultores y arquitectos), escrito por Giorgio Vasari
(1511-1574).
De Michelangelo Buonarroti (1474-1563), tenemos muchas
opiniones, y la curiosidad jamás dejará tranquilos a los apasionados del arte, ya
que el conocimiento de su vida íntima, sus gustos, sus decisiones, sus amores,
sus problemas… en fin, todo lo que quisiéramos saber de él, jamás lo tendremos de
primera mano, como lo tuvieran sus discípulos, amigos y enemigos
contemporáneos.
Esa es una de las bellezas que encierra el arte, el no
saber absolutamente todo referente a una obra, porque simplemente, el autor (la
gran mayoría de las veces) no está allí para hablarnos sobre lo que creó (ya
sea por distanciamiento temporal, espacial o ambos), si no que deja en su misma
invención, las señas de lo que sintió, vivió y anheló al realizarla. Buonarroti
es localizado históricamente, como el clímax del renacimiento, en él confluye
el punto máximo de todas las artes de su época para el mundo occidental
(dibujo, pintura, escultura, arquitectura y –aunque menos mencionada, pero no
por eso de menor importancia- la poesía).
Y conocer sobre su vida personal, es tan codiciado, por
el claro motivo de saber cómo un mortal, pudo lograr tal destreza en pocos
años, y en muchos más, llevarla a niveles insospechados. A eso se le ha
nombrado genialidad, y es que los genios, tienen ese “don divino”
exclusivo, que los aparta para el oficio del cual son apasionados. Sin obviar
esta realidad, pero sí dejándola de lado, quisiera enfocar mi comentario sobre
Miguel Ángel, en que: genialidad o no, fue un hombre esforzado y entregado
completamente a las labores que le eran encomendadas; lo que hacía, lo pensaba
para darle el fin más glorioso que él pudiera darle. Es en esa actitud, donde
radica el éxito artístico, que mantuvo durante toda su vida, y la
característica que creo yo, primó y será imprescindible, para todos aquellos
que quieran sobresalir en el hermoso oficio de las artes.
En torno a esto, leí un poco sobre la vida de Giorgio
Vasari (escritor del texto que estoy comentando), y logré ubicar también esta
característica de esfuerzo e iniciativa,
que lanzó a muchos de los artistas del renacimiento, a ser recordados por las
futuras generaciones. Por ejemplo: “Para acumular el
mayor número posible de dibujos, hizo Vasari un pacto cooperativo con Salviati:
se distribuían la tarea de copiar las obras maestras, de modo de no coincidir
en los mismos modelos y, cuando llegaba la noche, después de una jornada de
afanosa labor, se cambiaban los dibujos ejecutados en el día y cada cual
copiaba los de su compañero. El formidable archivo de imágenes que reunió
Vasari de esa manera le sirvió en sus producciones posteriores…” (Página
6, Vasari).
Otro ejemplo, únicamente por el gusto de
darlo, pero esta vez pertinente a Miguel Ángel: “Pues ocurrió que
mientras Domenico trabajaba en la capilla grande de Santa Maria Novella, un día
que se ausentó el maestro, Miguel Ángel se puso a dibujar los andamios, las
mesas, todos los enseres para la pintura y a algunos de los muchachos que
trabajaban. Cuando regresó Domenico y vio el dibujo de Miguel Ángel, dijo:
«Éste sabe más que yo». Y quedó estupefacto ante el nuevo estilo de imitación
producido por el buen juicio que el cielo había dado a un joven de tan tierna edad,
y que a la verdad era tanto como lo que podía desearse en la práctica de un
artista con muchos años de ejercicio de su arte. Y es
que todo el saber y el poder de la gracia estaban en su naturaleza, adiestrada por el estudio y el arte, razón
por la cual Miguel Ángel daba frutos de los más divinos…” (-negrita, añadida- Páginas 318 y 319,
Vasari).
La frase que resalté anteriormente, es de
suma importancia para todo estudiante de arte (y cualquiera que desee
destacarse por hacer excelentemente su labor). Ya que, no importa el grado de
talento que poseamos por naturaleza, el talento sin adiestramiento, es un
desperdicio; y llega más alto quien practica más. Escribo sobre esto, ya que al
leer la vida de Buonarroti, de la pluma de uno de sus discípulos; pude
destacar, para mi concepto, lo más importante: “Debo aprender de los Maestros, de los más grandes, y no sólo
reproduciendo sus obras célebres o sus bocetos (que son de suma importancia
para mi afinamiento académico), sino que además, leyendo sobre su historia,
acercándome a su esfuerzo por llegar a ser lo que fueron y por lo que son
recordados”.
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